Engrase generosamente un molde para pastel de 8 o 9 pulgadas con mantequilla. Corte un trozo redondo de papel pergamino para que se ajuste al fondo.

Precaliente el horno a 425 grados F (220 grados C).

Combine el yogur, los huevos, la sal, la pimienta, el azúcar y la cayena en un tazón y bátalo bien. Agregue la harina y 140 gramos de queso Cheddar, dejando 30 gramos para la parte superior. Añada los cebollines verdes y mezcle bien con una espátula.

Lleve a ebullición una olla grande con agua ligeramente salada. Cocine los macarrones en el agua hirviendo, revolviendo ocasionalmente, hasta que estén tiernos pero firmes al diente, aproximadamente 30 segundos menos del tiempo indicado en las instrucciones del paquete. Escúrralos en un colador, reservando 1/4 de taza del agua de cocción.

Agregue la mantequilla derretida a la masa, seguida por los macarrones recién escurridos y los 1/4 de taza de agua de pasta reservada. Mezcle bien con una espátula y transfiera al molde preparado. Alise la superficie y cubra con los 30 gramos restantes de queso Cheddar y unas sacudidas de pimienta de cayena.

Hornee en el horno precalentado hasta que el queso esté ligeramente dorado y el pastel esté listo, aproximadamente 25 minutos.