Coloque una chuleta de cerdo entre 2 hojas de plástico en una superficie de trabajo limpia o tabla de cortar. Golpee la chuleta de cerdo usando un mazo de carne hasta que tenga un grosor de 1/4 de pulgada. Transfiera a un plato limpio. Repita con las chuletas restantes. Espolvoree uniformemente las chuletas de cerdo con 1/2 cucharadita de la sal y 1/4 de cucharadita de pimienta negra.

Mezcle la harina, el ajo en polvo, la cebolla en polvo, 1/4 de cucharadita de sal y la pimienta restante en un plato poco profundo. Coloque los huevos y la leche en un plato poco profundo aparte y bata para combinar. Coloque el pan rallado en un plato poco profundo aparte. Sumerja una chuleta de cerdo en la harina, sacudiendo el exceso; sumerja en la mezcla de huevo, dejando que escurra el exceso. Ponga en el pan rallado; voltee y presione el cerdo en el pan rallado hasta que esté bien cubierto. Repita con las chuletas de cerdo restantes.

Coloque las chuletas de cerdo preparadas en un plato o bandeja para hornear y transfiera al refrigerador, destapadas, durante 5 a 10 minutos.

Caliente 3 cucharadas del aceite y 1 cucharada de la mantequilla en una sartén grande a fuego medio-alto. Agregue 2 chuletas de cerdo y cocine, volteando una vez, hasta que estén doradas por cada lado y ya no estén rosadas en el centro, de 2 a 3 minutos por lado. Un termómetro de lectura instantánea insertado en el centro debe marcar al menos 145 grados F (63 grados C). Ajuste el fuego para evitar que se queme.

Transfiera a un plato limpio o bandeja para hornear. Deseche el aceite de la sartén; limpie la sartén y colóquela nuevamente sobre la estufa a fuego medio-alto. Agregue las 3 cucharadas de aceite restantes y 1 cucharada de mantequilla y repita con las 2 chuletas de cerdo restantes. Espolvoree las chuletas de cerdo cocidas con 1/4 de cucharadita de sal restante y tomillo.