Para hacer la esponja, calienta un tazón pequeño enjuagándolo con agua caliente. Vierte el agua tibia y espolvorea 1 sobre de levadura encima. Deja reposar hasta que la levadura se haya disuelto. Mezcla 1/2 taza de harina, cubre con plástico y deja reposar durante 30 minutos, o hasta que se duplique.

Espolvorea la levadura restante sobre la leche tibia. Deja reposar hasta que se haya disuelto. Bate juntos el azúcar, los huevos, las yemas de huevo y la vainilla. Agrega la mezcla de leche-levadura. Incorpora la esponja y mezcla hasta que esté bien integrada.

Combina la mantequilla y las 3 ½ tazas restantes de harina hasta que estén desmenuzables. Vierte lentamente la mezcla de huevo y bate a alta velocidad durante 3 a 4 minutos, hasta que la masa tenga una apariencia elástica y formen largas hebras. Añade la fruta y las ralladuras.

Coloca la masa en un tazón engrasado, cúbrelo con plástico y déjalo en un lugar cálido para que suba hasta que se duplique, aproximadamente 2 a 3 horas.

Unta con mantequilla derretida el interior de tres moldes de papel (7 x 4 pulgadas). Voltea la masa sobre una superficie ligeramente enharinada y amasa algunas veces para desinflarla. Divide la masa en 3 partes. Forma una bola con cada parte y colócalas en los moldes preparados; colócalos en una bandeja de hornear separados por 4 pulgadas y cúbrelos suavemente con plástico. Deja que suban en un lugar cálido hasta que se dupliquen nuevamente, unas 2 horas.

Precalienta el horno a 400 grados F (200 grados C). Corta una X en la parte superior de cada pan con unas tijeras engrasadas. Combina la yema de huevo con la crema. Pinta ligeramente las partes superiores de los panes con el lavado de huevo.