Ponga agua tibia en un tazón pequeño, añada azúcar y levadura, y revuelva hasta que se disuelva. Deje reposar durante 5-10 minutos o hasta que forme espuma.

Incorpore la leche tibia, el yogur y la mantequilla derretida. En un tazón grande, mezcle la harina, la sal, el polvo de hornear y las semillas de nigella. Vierta la mezcla de levadura/leche de una vez y mézclela con la harina usando las manos. Siga mezclando, agregando harina o agua según sea necesario, hasta que la mezcla se despegue de los lados del tazón.

Amase durante 6 a 8 minutos o hasta que esté suave y elástico. Coloque la masa en un tazón ligeramente engrasado y gírela para cubrir. Cubra con un paño húmedo y déjelo reposar en un lugar cálido para que suba durante unas 4 horas, o hasta que duplique su volumen.

Precaliente el horno a 550°F (285°C) o a la temperatura más alta de su horno. Coloque una bandeja para pizza grande o una plancha de hierro en el estante inferior del horno para precalentar. También precaliente la parrilla.

Desgasifique la masa y amase brevemente. Divídala en seis piezas y moldee cada una en bolas. Colóquelas en un plato engrasado y cúbralas con papel plástico ligeramente engrasado. Deje reposar las bolas durante 10 a 15 minutos.

Extienda y estire cada bola de masa hasta que tenga unos 25 cm de largo y 12 cm de ancho. Retire la bandeja para pizza del horno, cepille con aceite y coloque una pieza de pan sobre ella.