Bate la mantequilla y el azúcar juntos en un tazón grande con una batidora eléctrica hasta que estén suaves y esponjosos. Añade 1 cucharada de jugo de limón, 1 cucharada de ralladura y 1/2 cucharadita de sal, y mezcla hasta que se incorporen. Añade 1 taza de harina y mezcla solo hasta que se combine. Agrega la harina restante y mezcla hasta que la masa se una.

Coloca la masa sobre una superficie ligeramente enharinada y extiéndela con un rodillo hasta alcanzar un grosor de 1/4 de pulgada. Corta formas usando un cortador de galletas de 2 pulgadas. Vuelve a enrollar y corta los recortes de masa según sea necesario. Refrigera las galletas cortadas durante 20 minutos antes de hornear.

Precalienta el horno a 325°F (165°C). Cubre dos bandejas para hornear con papel pergamino o esteras de silicona para hornear. Coloca las galletas separadas 1 pulgada en las bandejas preparadas.

Hornea en el horno precalentado hasta que las galletas comiencen a dorarse por la parte inferior, de 12 a 17 minutos. Enfría unos minutos en las bandejas antes de transferirlas a una rejilla para enfriar completamente.