En un tazón grande, tamiza la harina, el bicarbonato de sodio y la sal. Corta la manteca hasta que la mezcla se parezca a migas gruesas. Agrega el agua y mezcla hasta que se forme una bola. Divide la masa en dos partes y forma bolas. Envuelve en plástico y refrigera durante 2 horas o toda la noche.

Retira la piel del pecho, muslo y espalda del pollo, pero déjala en las piernas y alas. Sazona el pollo con sal sazonada y colócalo en una olla grande. Vierte el agua. Añade la cebolla, el apio y la margarina. Lleva a ebullición, luego reduce el fuego a fuego lento. Cocina durante aproximadamente 1 1/2 horas, hasta que la carne del pollo se desprenda del hueso.